jueves, agosto 30, 2012

Un día, aciago, un día, volveremos, más viejos, más sabios, mas bordes...

Volveremos...

MWAHAHAHAHA!!11

jueves, septiembre 07, 2006

ESdlA by Yago

Mis compañeros me han pedido que haga esto... yo soy una mandada (eso sí, no salgo en el video :P)




Si es que donde haya un troll (digoooo un master experimentado, que ida de olla...) explicando las reglas del juego, que se quite to' lo demás.

Por cierto... la camiseta... horrible :P

lunes, julio 24, 2006

Mi compañero fiel

Hoy, día de mi ciento cuarenta y cuatro cumpleaños, os voy a contar la historia de mis comienzos, cómo llegué a ser la elfa que soy y quién fue mi maestro druida que me acogió como una hija más.

Todo comenzó cuando nací. Mi madre era una elfa guerrera (pero guerrera donde las haya) y mi padre un pobre y difuso elfo bardo. Cuando llegué al mundo no les hizo mucha ilusión, así que me abandonaron en un claro de un bosque (lejano, como diría mi queridísimo master) a la merced de mi suerte.
Hay quien dice que sólo hay dos personas en el mundo: las que nacen con estrella y las que nacen estrelladas. Yo, gracias a mi dios Rílifein Ralazhil, logré sobrevivir mientras mis fuerzas me lo consintieron y hasta que fui hallada por una loba y sus crías, que me acogieron en su camada como una más. Así viví unos cuantos años, de ahí mi gran pasión por los animales, y en especial con los lobos, mis grandes hermanos.

Un día que estaba cazando, me encontré en el medio del bosque con un druida, que me llevó lejos de mi camada y me enseño las artes de la magia y la naturaleza. Como yo no estaba acostumbrada a tratar con otras especies que no fueran lobos, al principio lo pasé bastante mal, no le hacía caso en nada y lo trataba como una zapatilla. Sin embargo Fëanáro Ringëril, mi maestro, con tesón y paciencia (mucha paciencia) logró llevarme por el camino de la sabiduría y la magia de los bosques, mi lugar de origen.

Después de mi educación, me dijo que ya era hora de que viviera mi propio camino y me llevó a una pequeña ciudad. Allí me dejó, en la entrada de la ciudad, con unas cuantas monedas de plata en el bolsillo de mis ropas. Una vez más, me abandonaban en un lugar desconocido para mi.

Alrededor mía se podía observar:
- Hacia el este, el camino por donde habíamos venido, y por donde se alejaba mi mentor.
- Hacia el norte, mi querido bosque, árboles y más arboles se juntaban en él haciendolo cada día más espeso y frondoso.
- Hacia el sur, seguía más y más bosque, la vista no alcanzaba el final.
- Hacia el oeste, la ciudad. Casi a mi lado se encontraba un gran arco de piedra donde estaba grabado un mensaje de bienvenida. "Bienvenidos extranjeros", seguramente no tendrían nadie que les aconsejara cambiar ese saludo tan "caluroso".

Escuché detrás mía un sonido conocido. Miré rápidamente hacia atrás y vi un pequeño lobo que se acercaba a mi. Me miró fijamente a los ojos y me di cuenta de que era uno de mis hermanos. Desde aquel momento supe que me acompañaría allá donde fuera, siempre vigilándome y protegiendome.

Entré en el pueblo y comencé a ver tascas, tabernas y tiendas. En estas últimas vendían toda clase de artilugios de guerra que yo no había visto en mi vida, pero siguiendo los consejos de mi mentor Ringëril, entré en una de ellas (la que mejor pinta tenía) y me compré un arco largo, una lanza corta y flechas. Mi bolsillo se vio bastante decrementado en esos momentos...
Luego me dirigí a una taberna. Me senté en un taburete de la barra y pedí una jarra de hidromiel. A mi alrededor había seres de todo tipo, desde humanos enfrascados en armas de mil y una formas y maneras, hasta enanos con hachas gigantes que yo no había visto en mi vida.

Me acerqué a un curioso grupo de personajes: un enano con una pinta un poco sospechosa, un humano enorme que apenas sabía hablar, un mediano con pintas de ladronzuelo de barrio bajo, y un bárbaro que estaba aprendiendo a hablar en francés (por lo que podía oir). Pronto me acogieron en su grupillo y comenzamos a entablar amistad rápidamente.

Pronto se acercó a nosotros un pequeño ser... pero eso... eso es otra historia.

Os dejo aquí la foto de mi querido Lupin, que siempre me acompaña allá donde vaya.



adopt your own virtual pet!



by Natulcien Isilrá, la que, entre 40.000 personas, malo será que no pille cacho ¬¬

El advenimiento de la druída

Tal día como hoy hace cientos de años un ser nacia en un bosque lejano rodeado de bosques lejanos que a su vez formaban parte de un bosque lejano, más lejano y más grande, adentrandose en el bosque lejano dentro del bosque lejano rodeado de bosques lejanos que a su vez formaban parte de un bosque más lejano y más grande, ello era una elfa chunga con hojas secas en el pelo y sus padres que vivieron toda su vida en el bosque lejano rodeado de bosques lejanos que a su vez formaban parte de un bosque lejano, más lejano y más grande, adentrandose en el bosque lejano dentro del bosque lejano rodeado de bosques lejanos que a su vez formaban parte de un bosque más lejano y más grande, la llamaron Natillas Insalubres o algo asi.

Felicidades "tú"

The master @ Ekparty14

jueves, mayo 18, 2006

El asalto a la fortaleza III: El después

by Natúlcien Isilrá (no Naturlínea ¬¬) y con la estimable colaboración de Conan Stonehead, que aunque falto de inteligencia, supo escribir esta historia mientras que sucedía de verdad :P

Venía siendo la 1 de la madrugada cuando llegabamos por fin a la entrada de la fortaleza (nuestro plan era llegar allí y decir "Hola, soy avón!"). Allí todo el mundo salía corriendo, con víveres en las manos y se sorprendían al vernos allí estancados.

Conan se fijó en un tipo con pinta de bateador (xD), lo pilló por banda y lo interrogó. Descubrimos que la gente se iba porque habíamos matado a su lider Omar. Old, tan diplomático él, le dijo que nos condujera al "edificio de hierro" (entiéndase el edificio principal) y el chavalín así lo hizo (después de que Conan fuese "diplomático" con él). Cerramos las puertas de la fortaleza y echamos un vistazo al panorama. Las letrinas todavía desprendían calor, miramos y vimos que quedaba brea ardiendo, así que la apagué como pude (algún hechizo todavía me quedaba). Al apagar el fuego, salía de las letrinas un humo negro, el humor del paladín salió a flote con su "¡¡mierda!! no hay papa".

Mientras yo me dediqué a dar un paseo hasta donde estaban estancados nuestros caballos, el resto de mis compañeros se pusieron a inspeccionar la fortaleza. Oskar bajó al sótano a buscar sabe dios el qué, y mientras buscaba entre las decenas de barriles que allí había, se le hizo de noche y se quedó sopa encima de unas manzanas "un poco pasadas".
El resto subió a las estancias de la torre principal. Allí se encontraron con cuatro habitaciones: una de Omar, otra de Lorieth (en la que Conan se dedicó a buscar bragas y no las encontró... la guarra que era la tía xD), y dos más sin identificar. Una planta más arriba se encontraba la buhardilla llena de trastos viejos y mugre y una planta más abajo se encontraron con mucho material: corazas, lanzas, espadas, etc...
Habíamos encontrado nuestro refugio.

La noche pasó sin pena ni gloria y al mediodía llegué yo con todos los caballos a galope tendido. Fue llegar, comer algo (estaba muerta de hambre) y tirarme en una cama a dormir todo lo que pudiera y más.
Mientras Rizco se aventuraba a bajar a la caverna, y detrás de él los demás, para encontrar el pequeño cuerpo de Lorieth (estaba muerta muerta muerta) recubierto con humo negro de toda la brea que se había quemado allí. Lorieth poseía un arco mágico y una armadura de cuero negro (la guarrilla que no usaba bragas...), tres pociones, una espada corta y una capa.

Al salir de allí, Conan apiló los cadáveres y se quemaron todos.


Así terminamos nuestra aventura: ganando a los malos como siempre, con una fortaleza en nuestro poder, y un nuevo amigo que, seguro segurísimo, nos daría que hablar en nuestros futuros viajes: Rogelio Gonzalves, alias Ro.


La gran conversación del día fue sin duda la de Natúlcien con Oskar...
Natúlcien: estoy demasiado cansada.
Oskar: mejor así, que así no te enteras de nada. Tú duermes y él empuja.
(¬¬ sin comentarios)

lunes, mayo 15, 2006

El asalto a la fortaleza II: La lucha

by Natúlcien Isilrá (no Naturlínea ¬¬) y con la estimable colaboración de Conan Stonehead, que aunque falto de inteligencia, supo escribir esta historia mientras que sucedía de verdad :P

Cuando comenzamos a respirar un poco de aire fresto en la entrada de la cueva, Old detectó dos puntos de mal. Rizco, moviéndose sigilosamente, consiguió acercarse a la entrada y ver cuanta gente nos estaba esperando: 20 guardias, una mediana y dos hombres. No sabían si entrar a buscarnos o quedarse esperando a que saliésemos, teniendo en cuenta que si aguantábamos mucho más en la caverna, nos ahogaríamos con el humo de la brea quemada.

Old, todo valeroso él, salió a su paso e intentó aventurarse en una conversación (y con su "diplomacia") con la mediana. Inútil intento, ya que ella ordenó a los pequeños pícaros que lo atacaran con sus arcos. Una de las flechas impactó sobre él y lo envenenó.
Mientras, la mediana, hacía uso de su alto cargo y nos incitó a revelar nuestra posición. Sólo consiguió que Oskar gritase y jurase en alto, así Lorieth consiguió su cometido. Ésta se enfadó más y todos sus guardias descargaron su furia contra el paladín.

Fue en ese momento cuando comenzó la verdadera batalla.

Salimos todos de nuestros escondites y cogimos nuestras armas de combate (menos yo, que estaba evocando un rayo para hacer un conjuro). Pero antes de que nadie llegase a la posición de los guardias, los dos hombres ya estaban atacando a Old, que antes de dos asaltos ya estaba en el suelo medio muerto. Mientras, Conan entraba en furia y fue corriendo a ayudar a nuestro compañero, y Oskar también salió a atacar. Rizco se quedó escondido (para no variar) y empuñó su arco preparado y dispuesto a luchar como el que más.

Mi descarga flamígera surtió el efecto deseado: de 10 guardias, 6 acabaron dañados y 3 muertos. Ya estaba preparando la siguiente esfera para atacar al resto. Mientras tanto, Lorieth se escabulló sin ser vista y los demás siguieron con su lucha. Cuando logré conjurar la esfera, los guardias estaban atentos y consiguieron, con sus "grandes reflejos", esquivarla una y otra vez, así que la dirigí hacia Lorieth, inútilmente. Cuando me di cuenta, la batalla había terminado.

Conan, en su afán de matar cuanto bicho se encuentre, atacó a los dos hombres que acompañaban a la mediana, para que se olvidaran del cuerpo del pobre paladín y se centraran en él. Después de unos cuantos espadazos y con su furia bárbara que le caracteriza, consiguió derrotar a los dos acompañantes de Lorieth.

Rizco también hizo de las suyas con las flechas. Con su gran habilidad con el arco, consiguió abatir a más de un guardia, logrando que se desplomara muerto en el suelo. Mientras estaba disparando flechas hacia los guardias, notó una presencia a sus espaldas. Gracias a su rapidez, logró que Lorieth, que empuñaba una espada contra él, se comiera su ataque de oportunidad. Cambió rápidamente su arco por la espada y luchó cuerpo a cuerpo con la mediana.
Después de la abatida de Omar y Torun (los dos hombres que la acompañaban), Lorieth hizo unas piruetas y se introdujo en la caverna poniéndose así a salvo.

Nuestra monja, Aerith, daba patadas al aire y los guardias a su alrededor se quedaban como estaban. Pero eso fue un momento. Sus perfectos movimientos hicieron que, dando unas cuantas piruetas, se pudiera acercar a Old y hacerle beber un brebaje que lo revivió (y le cobró 600 p.o. xD) y continuó con sus patadas, con las que logró matar a algún que otro guardia, aunque también ella se llevó más de un golpe.

Oskar, para no variar, tuvo su mala suerte muy presente. A los dos asaltos ya estaba inconsciente en el suelo y no pudo hacer nada por ayudarnos. Una pena, se perdió una gran lucha. (nota: Lleva tus dados a revisión macho, que esto no puede seguir así)

Old, después de su resurrección de mano de Aerith, mató a un guardia más, antes de que el resto huyera hacia el bosque cuando Conan mató a sus jefes (Omar y Torun).

A lo que todo el mundo desapareció y sólo quedábamos en el círculo de batalla nosotros y los cuerpos de los pobres incautos que nos atacaron, el paladín y yo curamos como pudimos a nuestros compañeros.
El botín que recogimos fue grandioso: espadas, hachas, cotas de bandas, escudos, etc... y casi todo mágico, además de pociones de todo tipo.

Mientras, ya daba la 1 de la madrugada y todavía quedaba mucho por descubrir....

(continuará)

jueves, mayo 11, 2006

El asalto a la fortaleza I: El regreso del paladín

by Natúlcien Isilrá (no Naturlínea ¬¬) y con la estimable colaboración de Conan Stonehead, que aunque falto de inteligencia, supo escribir esta historia mientras que sucedía de verdad :P

Llevábamos ya varios días pensando y planeando cómo podríamos lograr nuestra misión: conseguir la cabeza del jefe de los bandidos de Hulak. Después trasladarla a Arabel debía ser más sencillo que todo el resto.

Estando en el medio del camino, a dos horas y media de la fortaleza, escuchamos un ruído metálico que procedía del nordeste (vamos, que no venía de la fortaleza). Rápidamente Rizco se escondió tras un arbusto cerca del camino, yo me subí a un árbol, y Aerith, Oskar y Conan se quedaron en medio del camino haciendo el conas.

Cuando habían transcurrido unos minutos, desde mi posición vi como alguien malholiente y con espada, escudo y yelmo (y todo eso que suelen llevar los paladines) se acercaba a nuestra posición. Yo no conseguía ver a Rizco, pero intuía que andaba cerca de donde se encontraba aquel ser. De pronto ¡¡cataplum!! aquel personaje se cayó de bruces en el suelo. Logré visualizar debajo de toda aquella coraza mugrienta (parecía como si estuviese limpiando letrinas durante 24 horas seguidas) un pequeño ser: nuestro mediano!!!

Me bajé del árbol y ya habían salvado a nuestro pequeño pícaro del enorme cuerpo que se le había caído encima. El personaje en cuestión era Old El Paso, como no, que salió del apuro con un "Vaya, no te había visto!". Evidentemente Old venía de una misión superimportante y supersecreta proveniente de uno de los nuevos (y recientemente construídos) templos de Tyr.

Old y yo nos pusimos a debatir las formas y maneras de cómo poder entrar en la fortaleza a concluír nuestra misión. Deducimos que la mejor manera sería comprobar si había otra entrada, así que alguien me sugirió que hablase con algún animalillo para poder comprobarlo. Nos pusimos camino a la fortaleza siguiendo algún tipo de rastro. Cuando ya llevábamos 5 horas caminando, perdí el rastro que nos conducía.


Conan me echó un cable y me sugirió que, siendo un búho, podría sobrevolar la zona y ver por dónde estaba la fortaleza.
Así lo hice, me transformé en búho y, en cuanto tomé vuelo, ví a pocos metros nuestra el riachuelo que buscábamos (¬¬ y todo por no avistar), hice un triple carpado hacia el suelo y continuamos la senda del río.

El sitio olía fatal. Era un olor que al paladín le resultaba conocido pero no sabía porque (xD). Al llegar le pregunté a un gorrión si existía alguna otra entrada. El pobre, que la inteligencia no le daba pa' más, me contestó que sí, que había una entrada gigante al final del camino, pero ninguna otra.

Después de mucho discutir y discutir por donde entrar (y echar cuentas de si la subida al establo medía 6 metros y la de las letrinas 2,5 y a ver que hacíamos entonces...), tomé la decisión de largarme a ver que había en los establos. Me transformé en gorrión y atravesé todas las cuevas hasta llegar a mi destino y, después de haberme convertido en elfa, me encontré rodeada de guardias en medio de las rejillas del establo (qué sabía yo que el establo no tenía paredes :S).
En un ataque de pánico, volví a mi forma de gorrión y me colé por la rejilla por dónde había entrado para regresar a junto mis amigos.

Mientras, mis compañeros se preguntaban dónde me había metido y Old, muy ansioso él, se metió en la caverna (sin ver un pijo) para buscarme. Los otros, al cabo de un rato, también lo siguieron. Nos encontramos todos en la encrucijada de la cueva, donde también había un esqueleto de un guardia de la fortaleza. Eso nos dio que pensar. El esqueleto tenía una flecha clavada en un hombro y un brazo roto. También tenía en una mano escondido un... ¡¡¡¡un lingote de oro!!!!


De pronto, se escuchó ruído de un cuerno por la caverna. Crucé la encrucijada hasta las letrinas y ví como un líquido viscoso (seguramente brea) se mezclaba con el agua por aquel camino. Creé luz (con un hechizo) y comprobé que, realmente, era brea lo que corría por allí. Con la luz, los guardias de arriba consiguieron mi posición y lanzaron unas antorchas por las letrinas abajo para incendiar la brea. Creé agua (aunque el máster no me escuchó) pero la brea no llegó a incendiarse. Volví a junto mis compañeros y les conté lo que había visto.

Oskar: qué hay??
Natúlcien: ehhhh...
Oskar: lo sabemos! (es para resumir)

Mientras que nuestro querido enano buscaba la manera de reventar la cueva y descubrir de donde procedía el agua (¬¬ que hay que ser...) los guardias habían incendiado la brea y comenzaba a hacer bastante calor. El humo era cada vez más denso y el pícaro y yo nos desmayamos mientras Old intentaba acceder a los establos, aunque inutilmente.

Oskar, cargando conmigo, Conan, cargando con Rizco y Old se dirigieron a la entrada de la cueva, donde ya corría aire menos contaminado de humo.

Y allí....

continuará ;)

miércoles, mayo 10, 2006

Un pasado para olvidar, un futuro por trazar

Problemas, miserias, retos... son mis compañeros de fatigas. Desde donde me alcanza la memoria, hasta donde puedo recordar, mi vida no se caracteriza por ser una vida fácil, sino que está llena de complicaciones, de caminos que se tuercen y uno no sabe bien a donde lo conducen a uno.

El provenir de una familia pobre, y el ser pequeñito, me convirtieron en el centro de burla y abuso de aquellos que me rodeaban, teniéndome que valerme desde pequeño de mis habilidades para poder seguir adelante, y fue debido a mi falta de fuerza, lo que hizo que desarrollase una agilidad fuera de lo común, y antes de darme cuenta, terminé en el gremio de pícaros de mi localidad.

De mi etapa en el gremio... tengo que agradecer el hecho de que me enseñasen algunos trucos típicos del oficio, pero debido a ciertos asuntillos que sucedieron allí y que ahora no vienen a cuento... me vi obligado a marcharme abandonándolo todo y convirtiéndome así en un aventurero errante.

Creo que fue el hecho de ser el centro de los ataques de la gente lo que hizo que me volviese cada vez más, una persona solitaria. La vida me enseñó que no debía confiar en nadie, que aprovechase las oportunidades y que pasar desapercibido es la mejor táctica para seguir con vida y evitar meterse en problemas.

Desde que me hice aventurero, son muchos los compañeros de aventuras que tuve. A estos los conocí de muy diversas formas y algunos en situaciones bastante extrañas, pero tras terminar con la aventura, cada uno marchaba por su lado, haciendo lo que más le convenía. De echo, los enanos no me caen muy bien desde que uno nos traicionó y se largó con un paquetito que no era suyo precisamente. A Cesar lo que es de Cesar, y a mi el resto, cosa que el enano no respetó. Brrrrrr. Con mi parte del botín no se juega, y esta se la guardo.

En la actualidad, formo equipo con un grupo un tanto extraño. Dicho grupo está compuesto por un enano un tanto peculiar y de difícil compresión. A parte, hay que indicar que tiene una cierta obsesión, rozando (por decirlo delicadamente) la paranoia, que es el pensar que todo el mundo lo va a atacar. Yo siempre pensé que a los enanos les gustaba lucir su barba, pero este en particular, por las mañanas suele despertarse bien afeitado. Supongo que el hecho de dormir agarrado a su hacha tiene algo que ver, pero nadie puede decirlo con seguridad, es un misterio que aún me queda por resolver.

Otro miembro del grupo, es un hombretón bastante alto, con una fuerza descomunal (téngase en cuenta que comparado con la mía...) pero con una inteligencia inversamente proporcional a dicha fuerza, aunque desde que recibió unas clases de conducta recientemente... parece que se volvió un poco más sociable. Eso si, en el campo de batalla no hay quien le haga sombra y mas vale no cruzarse en medio de su camino cuando se enfada, no vaya a ser que te confunda por un enemigo y te de una...

Luego está la fan de Green Peace, nuestra queridísima Druida, que uno nunca sabe lo que va a hacer y que más de una vez... por su forma de reaccionar, nos metió en más de un problema. Ella hace realidad la frase de "una de cal y una de arena", ya que tanto nos está metiendo en algún marrón como ayudándonos a salir de otro.

Por otro lado, tenemos al paladín sin taza, y por lo tanto... sin churros para acompañar, cosa que se echa en falta por las mañanas en el desayuno, pero que le vamos a hacer. Este personajillo, a diferencia del enano, parece que desarrollo una cierta obsesión por subirse a todo sitio elevado que encuentra, como si no fuese ya lo suficientemente alto, como para encima querer estar aún más. Yo ya no digo nada, pero acostumbrado a tenerme que mover por los bajos fondos, no comprendo muy bien esa obsesión de querer estar en lo alto. Tampoco comprendo la costumbre que tiene de dar el 10% a su no se que. Yo es que pasó de tales cosas, como si no fuese ya suficientemente dura la vida como por encima regalar un porcentaje del trabajo de uno.

Si te parece extraño el paladín, espera a conocer a su caballo, que tiene un genio... un mimado diría yo, que se enfada por cada cosa... pero también hay que admitir que en ocasiones su ayuda fue de agradecer.

Por último, y no por ello menos importante, tenemos a nuestra monje, miss patadas, que no se muy bien como lo hace, pero cuando se pone a repartir patadas, puñetazos y quien sabe que más, la mejor táctica es largarse de en medio no sea que recibas un golpe gratuito.